domingo, 22 de julio de 2007

“Que llueva, que llueva…”

Álvaro Ayala

Puede que la Fórmula 1 parezca aburrida, monótona o predecible. O que la emoción se vea reducida solamente a ver como queda la clasificación final en el campeonato. O que esporádicamente se vea un adelantamiento aislado que obligue al telespectador a pensar para si “ese tío esta loco”. Y también habrá quien diga que las carreras parecen procesiones de Semana Santa, en las que el conservadurismo de los pilotos a perder la posición o abandonar la carrera es más grande que el deseo de ir un puesto más allá a arriesgar el adelantamiento.

Sin embargo, lo que hemos podido ver hoy ha sido para no olvidarlo jamás. La carrera más loca que recuerdo (más que Hungría 2006 o Spa 2004). Por el bien del espectáculo, debería de llover en todas las carreras. Y la lluvia nos ha devuelto a Fernando Alonso en su mejor versión. Ha recordado a propios y extraños quien es el actual campeón. En una carrera en la que, para empezar, la suerte ha estado repartida muy posiblemente en partes iguales (excepto en Hamilton, que llegó tarde al reparto de suerte en este fin de semana y ya era hora), Alonso ha sabido sacar lo mejor de sí y se ha llevado una victoria que le coloca rozando el liderato del campeonato de pilotos.

Pero de lo que quiero hablar es de lo que me ha divertido este Gran Premio de Europa en el nuevo Nürburgring. Las predicciones meteorológicas ya lo anunciaban, y para quienes han visto unas cuantas carreras sabrán que la lluvia es un elemento que altera la lógica natural de esta competición. Y en tan sólo cuatro vueltas locas hemos visto; cómo Hamilton pasaba, en 4 vueltas de salir primero, colocarse cuarto y terminar último antes de la salida del Safety Car, ayudado por una grúa que lo recogió para dejarlo de nuevo en la pista; cómo Winkelhock, con un Spyker Ferrari y saliendo en última posición, se ponía líder; cómo Raikkonen abandonaba cuando mas presionaba a Alonso; como los dos Red-Bull luchaban por entrar en el podio entre ellos; y cómo, a falta de siete vueltas la lluvia se alía con el piloto español y pasa a Massa en un adelantamiento tan peligroso como espectacular.

La carrera de normal o predecible ha tenido lo mismo que de aburrida. Lo de hoy ha sido para derribar los tópicos de los que hablaba al principio del artículo. Al inicio del campeonato dije que mi favorito para ganar el mundial de este año era Alonso, y después de lo que me ha demostrado hoy lo mantengo y mas convencido todavía.

Dentro de quince días volverán a la carga en Hungaroring, G.P. de Hungría. Es el circuito favorito de Alonso. Allí empezó la lista de victorias del piloto español que hoy llega hasta las dieciocho. Para los anti-alonsistas: deberíais valorar al piloto solo en el aspecto deportivo. El personal no os interesa para nada. Si no lo queréis ver es vuestro problema, pero Fernando Alonso es el mejor piloto del momento y será uno de los mejores de la larga historia de la Fórmula 1.

Hasta otra.

domingo, 20 de mayo de 2007

Un error

Álvaro Ayala

En este tercer número vamos a dedicarlo al pasado G. P. de España, ya que dio mucho que hablar. Y entre lo ocurrido he escogido la maniobra entre Alonso y Massa en la primera curva de la carrera.

He leído multitud de opiniones y de todos los colores: que si valentía, precipitación o ansiedad de parte del asturiano; que si correcto, sucio o sancionable la acción de Massa… En definitiva, multitud de puntos de vista. Pero lo cierto es que sólo me fío de mi propio juicio. Y yo vi esto:

En primer lugar decir que sí; acepto que las posibilidades de Alonso de ganar por la carrera pasaban mayoritariamente por pasar a Massa a lo largo de la primera vuelta. Pero no hay necesidad ninguna de ganar la carrera. No podemos condicionar la actuación del piloto a la del lugar en que se compita.

La maniobra que Alonso realizó para intentar el adelantamiento se vio a kilómetros que terminaría en la arena. La primera curva no es más que la primera parte de una enlazada de tres cambios de dirección. Y en el último cambio, Alonso seguiría estando por fuera y en desventaja.

No hay necesidad ninguna de arriesgar una carrera por ganar ante tu público. La segunda plaza (y el liderato del Mundial) no se le habría escapado seguro.

Y en segundo lugar, quiero mostrar mi escepticismo cuando Alonso justificó su lento ritmo de carrera la pérdida de un elemento aerodinámico que aseguró que le restaba ¡¡0’5 segundos por vuelta!! ¿Qué pieza sería? Ni el alerón trasero… Lo cierto es que no esta siendo capaz de ir todo lo rápido que sabemos que puede llegar a ser. Sin embargo, ya ha ganado una carrera… Ya veremos en Mónaco.

El hecho destacable, y a la vez curioso, es que Hamilton se ha colocado como líder del Mundial (enhorabuena) siendo el único piloto de los cuatro de arriba que no ha ganado ninguna carrera. ¿Será en Montecarlo? Por cierto, no me quiero ni imaginar como estarán en Gran Bretaña.

Agur.

jueves, 3 de mayo de 2007

Necesitamos nuevas caras

Álvaro Ayala

La Fórmula 1 es una categoría inmensamente compleja y difícil, en la que para ser número uno debe darse unos factores determinados propicios para ello, suerte y sobre todo mucho talento. Y puede ser que ese talento no sea del que se crea a base de práctica y experiencia, sino ese talento con el que se nace. La aventura de todo aquel que desea aspirar a pilotar monoplazas, y en el futuro ser un grande en la máxima categoría, deben pasar, casi obligatoriamente, por los karts. Es desde aquí cuando los chavales de 13 o 14 años comienzan a labrarse su futuro.

El circo de la F1 está siempre marcado por el rendimiento de los pilotos, que viven constantemente bajo la presión de la espada de Damocles, que amenaza con destruir, a veces, la carrera profesional de estos jóvenes (recordemos casos como el de Anthony Davidson, de sobra más rápido que Button o Villenueve hace varios años en Bar-Honda, o el de Ricardo Zonta en Toyota, eclipsado por Olivier Panis Y Cristiano Da Matta) que realmente no tiene tiempo de demostrar su valor a los volantes de los monoplazas más rápidos del planeta.

Desgraciadamente (o por suerte, según quien lo mire), este caso no se da siempre y existen algunas excepciones. En la actual parrilla hay una serie de pilotos que llevan demasiados años compitiendo y que no demuestran méritos para mantenerlos ahí. Estos pilotos ocupan asientos que deberían estar ocupados por jóvenes promesas (Kubica, Vettel, Rosberg, Kovalainen y sobre todo Hamilton), pues haría muchísimo bien a la categoría.

Hablo de los Fisichella, Trulli, Ralf Schumacher, Barrichelo o Mark Webber entre otros. Estas viejas glorias ya no tienen nada que ganar y menos que demostrar. Veamos caso por caso resumidamente.

Giancarlo Fisichella, en un símil futbolístico, sería algo así como Guti. Una eterna promesa. Estos últimos 4 años no ha sido más que un piloto del montón, y que tiene un cartel de gran piloto, para mí, inmerecido. Jarno Trulli pasó a Toyota para firmar el fin de su carrera, ya que no creo que después de sus actuaciones en la escudería japonesa, alguna otra le ofrezca algún asiento al término de su contrato actual. Y Ralf Schumacher más de de lo mismo, aunque Willy Webber asegure que no le faltarán asientos. Lo único bueno que tiene es el apellido. Al apellido que tanto le ha ayudado a mantenerse en la elite suponemos que se le ha acabado el crédito. Y no está su hermano para protegerlo como anteriormente lo hacía. Y por último Rubens Barrichello. El pobre tiene la esperanza de ser Campeón del Mundo. Pero el tiempo que malgastó ejerciendo de fiel y noble escudero del Caballero de los 7 mundiales e incontables récords le ha pasado factura. Su época ha pasado.

De todas estas viejas glorias solo me quedo curiosamente con quien tiene más edad de los actuales pilotos. David Coulthard fue grande. Logró grandes victorias. Pero en Red-Bull está pasando desapercibido. Sin embargo, de vez en cuando, realiza actuaciones realmente espectaculares, como en el último GP de Bahrein o el pasado año en Monte-Carlo, donde fue tercero con su Red-Bull (recordad la imagen del podio con la capa de Superman).

Si Bernie Ecclestone leyera esto (algo imposible, improbable, increíble y hasta fantástico) posiblemente estaría de acuerdo conmigo. Hasta la próxima.

P.D: Sé que el que siga y me encante este deporte no me da licencia para hablar de él públicamente y en una revista, pero me gusta hacerlo. A quien no le guste bien, y al que sí, mejor. Agur.

jueves, 19 de abril de 2007

AÑO 1 D.S.

Álvaro Ayala

La fórmula 1 ha llegado a una nueva etapa: la era Post-Schumacher. Y es que la retirada del hombre récord ha removido los cimientos y la estructura de este apasionante deporte. Todos los equipos de la actual parrilla han sufrido cambios considerables en su seno, ya sea cambiando mecánicos, ingenieros, un piloto, o los dos.

La referencia evidente e inevitable que las escuderías se han marcado se llama Fernando Alonso. Un bicampeón del mundo que ha cambiado de coche, de entorno y de motivaciones. No se le puede exigir demasiado. Por lo general, es difícil ser quien has sido cuando no dispones de lo que te ha llevado a lo más alto. Pero no ha sido el único en cambiar de aires:

El paso de Renault a Mclaren-Mercedes de Alonso ha desplazado a Kimi Raikonnen, pero para recaer en Ferrari que ocupa el asiento de Michael Schumacher para acompañar al chico protegido por los de Maranello, Felipe Massa, e intentar reconquistar los títulos de constructores y pilotos en lugar de Renault. Un Renault (dependiente de Fisichella) que ha empezado el mundial desconocido. Han acusado la baja del Campeón muy rápidamente. Kovalainen ha sido el elegido como el sustituto de Alonso, pero por mucho que Briatore le proteja y argumente que tiene madera de campeón, está a años luz del asturiano. El que no está a tanto es Louis Hamilton, el compañero de Alonso en McLaren, Dicen que es mejor que Alonso, que es muy bueno, y yo digo que si le das el MP4-22 a Christijan Albers haría lo mismo. Alonso debutó con un Minardi. Es una gran diferencia ¿no?

De los pocos equipos que no han cambiado ha sido Honda… y así les va. Se han convertido en un equipo de los que cierran el pelotón, al igual que Toyota, la eterna promesa. Toyota comenzó su andadura con un objetivo concreto: en cinco años serían campeón de constructores, pero ya ha pasado un lustro y no han conseguido ni una triste victoria. No están teniendo suerte los japoneses. Como tampoco el equipo de Sir Frank Williams, que continúa a la deriva buscando el rumbo que les devuelva arriba, de donde nunca debieron descolgarse. La separación con BMW les dejó tocados. Y para rematarles, BMW decidió irrumpir en el mundial tras fundirse con Sauber. Y les ha salido bien la aventura, pues en 2 años se han convertido en la alternativa a Ferrari y McLaren, aunque varios pasos por detrás.

Llevamos tres carreras disputadas pero ya podemos intuir que línea va a seguir. El duelo con más historia de la F1 se verá otra vez este año. Promete emoción y espectáculo. Aunque sigo pensando que es un poco triste que solamente cuatro, de veintidós pilotos, aspiren a ganar carreras.

La aventura de Génesis acaba de comenzar. Hasta la próxima